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Dos emociones inútiles: culpabilidad y preocupación

Por: ActionCOACH María Inés Morán 

Dos caras de la misma moneda, la culpabilidad y la preocupación son las emociones más inútiles para el ser humano: lo inmovilizan, le impiden evolucionar e interrumpen su camino hacia una vida realmente plena. Ambas emociones constituyen las dos fuentes de angustia por excelencia en nuestra época.

Culpabilidad

A través de ella, desperdiciamos nuestro tiempo lamentándonos por suceso que sucedieron en el pasado. Paralizados por el remordimiento, dejamos de actuar en presente y saboteamos cualquier alternativa de vivir satisfactoriamente. Es distinto procurar aprender de los hechos pasados que culpabilizarse eternamente por ellos. En el primer caso, el esfuerzo está encaminado a sustraer lecciones importantes de vida con el fin de no repetir los errores que se hayan cometido. La culpa, en cambio, nos mantiene atados al pasado y evita que saquemos el mayor provecho del presente. Nos dificulta tomemos responsabilidad por nuestra propia vida y empieces a actuar conforme a tus propias decisiones y elecciones.

Fuentes de la culpa

  1. La culpa residual: es aquella que subsiste a partir de la educación que se recibe durante la infancia. Muy temprano en su vida, el niño aprende a ser manipulado por los adultos y, más tarde, continuará repitiendo esas mismas reacciones.
  2. La culpa auto impuesto: se deriva de nuestro esfuerzo por vivir conforme a una serie de normas que, aunque no nos convence del todo, sentimos que debemos cumplir al pie de la letra. Cuando esto no sucede, sobreviene la culpa.

Retribución

La culpa constituye uno de los mecanismos más eficaces para manipular a los demás y obtener de ellos lo que deseamos. Ya sea en familia, en la escuela, la iglesia o, posteriormente, en la oficina, el manejo de culpa es sumamente eficaz para someter a otros y lograr que se comporten como deseamos. Existen, además, otras retribuciones a la culpabilidad:

  • Mediante la continua lamentación de lo que sucedió en el pasado, evadimos el momento de lo que sucedió en el pasado.
  • La culpa permite trasladar la responsabilidad a determinadas personas o situaciones. Se anula así el compromiso con nosotros mismos y los riesgos que éste trae consigo.
  • Se gana la aprobación de la gente e incluso su compasión.
  • Se alimenta la creencia de que, a través del remordimiento permanente, es posible ganarse el perdón de los demás por lo sucedido.

¿Cómo liberarse de la culpabilidad?

Cuando nos comportamos mal con otros, cometemos alguna equivocación o herimos a otros, existen dos posibilidades: aceptar esa equivocación, pedir disculpas en el momento e intentar no volver a cometer el mismo error en un futuro, o bien, quedarse con el sentimiento de culpa, resignarse a la inmovilidad que él mismo produce y terminar por creer que no valemos nada. Entre las estrategias concretas para liberarse de la culpabilidad figuran:

  • Aceptar en ti mismo aquellos atributos que a otros pueden disgustar.
  • Escribir un diario y describir las ocasiones en que sueles sentirte culpable.
  • Reconsiderar tu propio esquema de valores: ¿cuáles acepto realmente y cuáles finjo aceptar?
  • Evaluar las verdaderas consecuencias de tus errores pasados.
  • Identificar y evitar la manipulación que otros ejercen sobre ti mediante el manejo de culpas.

En lugar de quedarte con la culpa y repasar una y otra vez los eventos que le dieron origen, es indispensable concebirla como una oportunidad de crecimiento: ¿qué puedo aprender de lo sucedido?, ¿qué puedo hacer para que no se repita el mismo error? Mediante este tipo de preguntas, cierra la puerta a la culpa, impides que se instale en tu interior y te maneje.

Preocupación

A diferencia de la culpa, este sentimiento se refiere a lo que podría suceder en el futuro. Irónicamente, aunque vivas preocupado por lo que sucederá, al final no podrás modificar nada. No tiene ningún sentido angustiarte por aquello que no se puede planear no controlar de modo alguno, como tampoco lo tiene preocuparte por lo que sí puede planearse y controlarse. En este caso lo importante es actuar – planear, controlar, decidir, es decir, ocuparte de ello.

Efectivamente, es diferente la preocupación que la preparación, misma que sucede en el presente y, sobre todo, es susceptible de disfrutarse. La preocupación inmoviliza e impide el crecimiento individual; la anticipación motiva y estimula.

Motivos de preocupación

Entre las razones que normalmente nos lleva a angustiarnos de manera irracional, sobresale la preocupación por cuestiones como:

  • Hijos
  • Salud
  • Dinero
  • Trabajo
  • Situación económica
  • Edad
  • Enfermedades y accidentes
  • Muerte

Retribuciones

  • Huir de la realidad presente, con todos sus peligros y amenazas.
  • Evadir el compromiso contigo mismo, así como cualquier alternativa de cambio y desarrollo.
  • Ganar la aprobación y compasión externa.
  • Justificar ciertos comportamientos nocivos para ti mismo: “si fumo (bebo, como) en exceso se debe a que estoy muy preocupado.

Adiós a las preocupaciones

El mejor consejo para liberarte de la angustia que produce el futuro consiste en actuar: ocuparte, seguir adelante, tomar decisiones. Igualmente es posible:

  • Considerar el presente como el único momento disponible para vivir.
  • Preguntarte: ¿qué intento evadir mediante mis preocupaciones?
  • Reconocer lo absurdo que es preocuparse.
  • Permitirte periodos cada vez más cortos para preocuparte
  • Preguntarte: ¿qué es lo peor que podría suceder y cuáles son las posibilidades reales de que ocurra?

 

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junio 28, 2016

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