Por: Nobuyochi Nakamura Jr.

Las empresas brasileñas han comenzado el año sintiendo el fuerte impacto de la crisis económica en nuestro país. La alta inflación, la falta de recursos y nuestra moneda devaluada ha perjudicado a todo el mercado. Varias empresas han cerrado y más de 15 mil personas perdieron su empleo como consecuencia, de acuerdo con el Registro General de Empleados y Desempleados (Caged)

Se habla mucho de lo que una empresa debe hacer para sortear las dificultades derivadas de la crisis. Las medidas para “apretar el cinturón”, tomadas por el gobierno, preocupan a los empresarios de todos los tamaños y sectores en todo el país, y una cosa es cierta: hay que tener en cuenta los ajustes necesarios.

Las empresas necesitan una gestión estricta de su flujo de efectivo para sobrevivir y por lo tanto tienen que saber muy bien dónde invertir y dónde guardar.

Trabajar en un diagnóstico preciso de su negocio es un gran primer paso. Es posible entender dónde se necesita inversión y dónde es importante reducir de manera responsable las inversiones, manteniendo la calidad del producto o servicio, su competitividad en el mercado y sí, por qué no, aumentar el margen de beneficio de su negocio.

Es un hecho que la mayor parte de los ingresos de las empresas se utiliza con la nómina. En tiempos de gran crisis como esta que pasamos, la tendencia de muchas organizaciones es a reducir gastos y, con mayor frecuencia, el despido de varias personas. Pero hacer eso pensando solamente en matemáticas, los salarios que ya no se paga al final de cada mes, no es por mucho la mejor opción.

Es esencial mantener la transparencia con todos los empleados y colaboradores. Actuar sin especulación, hablar abiertamente sobre la situación de la empresa y las nuevas necesidades. Después de todo, todos son parte del mismo equipo y, en tiempos de dificultad, se puede ver quién tiene la camiseta de la empresa y está dispuesto a dar lo mejor de sí. Este es el tiempo para identificar quién realmente hace la diferencia y se requiere dentro de la organización e invertir en estos recursos. Es un excelente momento para pensar en la formación o re-educación de su equipo, teniendo en cuenta que esta acción no está necesariamente asociada con la inversión financiera. En muchos casos sólo se invierte energía y tiempo.

Creo que en momentos como este, algunos cambios en la rutina y en la gestión de los empleados pueden hacer grandes diferencias. Como ejemplo, una sesión, o incluso un día, de alineación con todas las áreas y equipos. Cuando todos están alineados con los objetivos del negocio, entienden las razones por las que se establecieron, y además conocen la importancia de su papel en la organización, los objetivos son estadísticamente más logrados y ahí podemos añadir otro punto importante de los equipos de gestión: celebrar las victorias logradas.

Un aspecto muy importante cuando se trata de la formación y la re-educación es que el empresario tenga la condición de incluirse en este escenario e invertir en sus propias capacidades y conocimientos. Cuando el empresario tiene esta iniciativa no es algo inusual que su empresa y sus empleados adopten la misma postura.

Para finalizar (o comenzar), es muy importante contar con profesionales capacitados para apoyar la aplicación de estas estrategias e indicar las mejores soluciones para cada caso. Recuerde que se debe tener cuidado en estos tiempos de inestabilidad.

Recuerda que nunca es tarde para entrar en Acción.