Por: ActionCOACH María Inés Morán
Siempre me sorprende cómo las personas se aferran a ciertas cosas, sin darse cuenta que, si se liberasen de ellas, podrían avanzar más rápido y eficientemente hacia sus metas.
Es como la historia de aquellos changos que son atrapados fácilmente gracias a una botella y una carnada, especialmente alguna semilla o nuez que les guste: Se coloca en el interior de una botella de cuello angosto la semilla que inmediatamente atrae su atención, y ávido por comerse su premio mete la mano, toma la semilla y luego no puede sacar la mano con su premio porque el puño no se lo permite al ser de mayor volumen que la boca del jarro. Forcejea frenéticamente pero es incapaz de soltar el objeto para recuperar su libertad.
No puedo evitar comparar la actitud del pobre changuito con muchas personas, quienes no quieren desprenderse de algo que consideran valioso aunque ello le impida tener libertad, o tener mayores posibilidades de éxito.
Hace muchos años conocí a Leopoldo, un programador brillante quien trabajaba para una trasnacional y aunque disfrutaba de un buen paquete salarial, sabía que no tenía mayores posibilidades de ascenso en la organización, sus hijos se hacían cada vez más grandes, sabía que pronto dejarían el hogar y tenía la sensación de que no había podido disfrutar de ellos como había deseado.
Su esposa era programadora igual que él, pero la maternidad le había hecho dejar el trabajo y atendía contratos desde su casa. No tenía los ingresos de Leopoldo, pero poco a poco su startup crecía y más clientes demandaban sus servicios.
Leopoldo no se sentía capaz de dejar la seguridad de su empleo, a pesar de que ya su esposa había iniciado el camino de un negocio propio. El miedo a mermar sus ingresos apenas dejara su oficio era la nuez que Leopoldo se sentía incapaz de soltar. Así transcurrieron otros tres años.
Para poder avanzar en el camino de tus objetivos, debes tener las alforjas muy ligeras, es decir, debes deslastrarte de aquellas cosas, pensamientos, ejecuciones, comportamientos, objetos o personas que te mantienen amarrado a un sitio o situación y te impiden avanzar.
Puede suceder que estés aferrado a personas, lugares, métodos, trabajos, y no seas capaz de decidirte por el cambio. Puede que no quieras soltar ese proveedor que tienes que ya no está entregando en los plazos acordados o con la calidad esperada porque “lo conozco bien”. Quizás es el empleado a quien no despides o reubicas a pesar de que los informes de su desempeño no son favorables. O, incluso, esa sociedad que ya no está resultando….Piensa por un momento ¿Cuál es tu nuez dentro de la botella?
- Reconoce cuál es esa “nuez” que te impide que saques tu mano y avances.
- Identifica cuál es la razón de tu inacción o parálisis
- Haz un plan para poder alejarte de esa situación. O si es posible, córtalo sin más, pero siempre ten un camino ya planeado para cuando saques tu mano del frasco
- Enfócate en tu nuevo camino y ¡Avanza!
Leopoldo no tuvo el valor de sacar la mano, pero la empresa lo obligó. Hubo una reestructuración de personal, de la noche a la mañana quedó cesante, y ese fue el impulso involuntario que necesitó para unirse a su esposa en el negocio familiar que poco a poco están levantando.
Afuera hay diferentes nueces, otras más grandes o sabrosas, esperando que las recojas sin miedo. En ocasiones, nuestra codicia hace que nos aferremos a algo que, al dejarlo ir, nos abrirá muchas más puertas que esa que dejamos atrás. Así funciona la vida. Es hora de dejarlo atrás y seguir en el camino a tu meta.